Cómo armamos el fondo bibliográfico de una biblioteca

Como bibliotecarios nos enfrentamos a un hermoso desafío cuando tenemos que definir la constitución del fondo bibliográfico de una institución. La intención de este artículo, es dar a conocer las principales pautas a tener en cuenta para que nuestra tarea sea exitosa.

Por: Rodrigo Lastreto



Cuando nos referimos a la constitución del fondo bibliográfico podemos hablar de dos teorías que podrían considerarse extremas. La primera de ellas, sostiene que nadie mejor que el bibliotecario (que es la persona que conoce en detalle las necesidades de su comunidad) para decidir el perfil del fondo bibliográfico de esa biblioteca. La segunda teoría, se basa en que el fondo bibliográfico debería constituirse de acuerdo a la exclusiva demanda de la comunidad.

Para reafirmar lo escrito unas líneas más arriba, se trata de dos teorías extremas. Pero la realidad, recorre un camino intermedio entre estas dos. Si bien es cierto, que los bibliotecarios somos administradores transitorios y por lo tanto, responsables de mantener ese fondo bibliográfico podemos llegar a "pecar" de creer que somos los dueños de la verdad. Esto es un error bastante común, como también lo es, pensar que el fondo bibliográfico sólo puede constituirse a pedido de la comunidad.

Primer dato a tener en cuenta: 

"La biblioteca tiene un perfil determinado que debemos conservar, mantener y acrecentar sin dejar de escuchar las opiniones de los lectores"


Especialización del fondo bibliográfico: 

Ventajas e inconvenientes:

Quieran o no, las bibliotecas tienden a especializar su fondo bibliográfico en algunas de las ramas del conocimiento. Esto tiene la ventaja que al especializarse el fondo bibliográfico también se especializa el personal logrando mantener, con los lectores, un nivel de trato relacionado con los temas de la especialización lo que facilita la tarea de ambos. La desventaja de esta segmentación es que perdemos lectores cuantitativamente pero ganamos lectores cualitativamente.


Selección de obras:

Encontramos dos tipos de selección:

1) Selección Negativa: es aquella que apunta a dar de baja a aquellos libros que estamos seguros que ya no son de utilidad. Para definir esta cuestión, debemos utilizar estadísticas de uso que nos van a dar un panorama del bajo nivel de consulta de una obra. De todas manera, la decisión de darlo de baja es una decisión sensible que tiene que estar fundamentada en algo más que las meras estadísticas.

Por ejemplo, podría ocurrir que la falta de consulta de una obra determinada se deba a que la comunidad no sabe de su existencia. Este es un buen momento para realizar extensión cultural. Si nuestras estadísticas dijeron que una serie de libros de poesía no son consultados vemos la posibilidad de armar un taller de poesía para dar a conocer este material y definir si estas obras no son requeridas por falta de interés o de desconocimiento.

2) Selección Positiva: en este caso utilizamos fuentes de información formales e informales como ser: los catálogos de las editoriales, información proporcionada por institutos bibliográficos, recomendaciones del personal de la biblioteca que nos transmite las inquietudes de los lectores, consultar a expertos sobre las temáticas que son de nuestro interés o a otras bibliotecas especializadas en el mismo rubro.


Plan de Adquisiciones:

1) Obras de Referencia.

2) Textos de acuerdo con programas de estudio.

3) Publicaciones periódicas.

4) Obras sobre la especialización elegida.

5) Obras sobre la cultura universal.


La tarea del seleccionador está constituida por:

1) Determinar las necesidades informativas y culturales de los lectores.

2) Preparar el Plan de Adquisiciones en función de esas necesidades.

3) Determinar las formas de adquisición que puede ser por compra, canje o donación.

4) Hacer estadísticas para verificar que lo adquirido sea de utilidad.

Para elegir una obra en particular arrancamos por la portada:

1) El autor: sus títulos honoríficos (si los tiene) o profesionales.
2) El título y el subtítulo: pueden inducirnos al alcance de la obra.
3) Fecha de edición: habla de su actualidad o no.
4) La editorial: siempre es un factor más, nada más.
5) El prefacio: nos da los puntos de vista del autor.
6) Los índices: verifica si son simples indicadores de capítulos o índices temáticos de gran utilidad en la biblioteca.
7) Tipo de libro: si es teórico o práctico.
8) Tema: si ha sido tratado en forma completa o no.
9) Redacción: si es erudita o sencilla.
10) Tipografía: cuáles son sus características.
11) Tamaño: si es amigable.
12) Márgenes: si tiene márgenes internos para poder reencuadernar.
13) Papel: si desde el punto de vista bibliotecario es un buen papel. Que sea más resistente que fino o delicado.

Materia por materia:

1) Literatura
2) Filosofía
3) Política
4) Religión
5) Educación
6) Economía

Catálogo de desideratas:

Es el listado de obras deseadas por la biblioteca que aún no poseemos. Puede llevarse en fichas o por sistema. Lo importante es que al ingresarse una obra nueva automáticamente le damos de baja del Catálogo de Desideratas para evitar repetir la adquisición.


BIBLIOGRAFÍA:

Loureiro, Armando Julio. “Constitución del fondo bibliográfico”. Administración I. Escuela Nacional de Bibliotecarios. Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la República Argentina. 2013.

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