¿Qué es lo que más se lee en las bibliotecas populares de todo el país?

Si de lectores asiduos e intensos se trata, ¿por qué no explorar las elecciones del lector común?

Santa Genoveva. Una casa de libros a dos horas de San Fernando, sobre el arroyo Feliciaria. Foto: Conabip

En este panorama de los libros elegidos, nos preguntamos también por las preferencias de los lectores no especializados, de aquellos que no necesariamente compran lo que leen ni leen tantas novedades. Y recurrimos a las bibliotecas populares para conocer sus preferencias. En tiempos de Internet, cuando el libro en papel parece declinar sin remedio, sorprende encontrar una vida inusitada en estos espacios construidos por la comunidad, que son apoyados por el Estado desde 1870, año en que Sarmiento creó la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip).

Nada menos que 2100 bibliotecarios, representantes de 1061 bibliotecas de todo el país, asistieron a la Feria del Libro este año y compraron 160.000 libros por un valor de 22 millones de pesos, según la Conabip. Parte de esa compra la hicieron con el subsidio de 15.000 pesos que les otorga esa institución dentro del programa Libro%, pero un 20% se concretó con recursos propios que provienen de lo recaudado entre sus socios o por subsidios municipales. Indagar sobre los libros que eligen y la forma en que deciden qué libros adquirir a veces depara sorpresas.

Porque es verdadero asombro el que siente quien se acerca a la Biblioteca de Saavedra, donde la bibliotecaria, Mary, exhibe el estante donde agrupan los libros comprados este año en la Feria, allí hay títulos de Petros Markaris, varios de Murakami, de Carlos Ruiz Zafón, Claudia Piñeiro. Son los mismos socios quienes piden los libros a través de un buzón de sugerencias. Entre los más leídos figuran Las maldiciones, de Claudia Piñeiro, Yo antes de ti, de Jojo Moyes y Offshore de Markaris.

En la Biblioteca Sarmiento de Tandil, atiende el teléfono Elina Monferrer, la bibliotecaria. Para niños, los preferidos son Isol, Anthony Browne, Canela. Los grandes leen mucha novela romántica e histórica. Sus preferidos son los libros de Daniel Balmaceda, Florencia Bonelli, Gloria Casañas, Isabel Allende. Pero también hay lectores asiduos de Le Clézio o Vargas Llosa. Los más pedidos de este año fueron Más allá del invierno, de Isabel Allende, Noche de luna larga, de Gloria Casañas, Lo que no mata te hace más fuerte, de Stieg Larsson, entre otros. La biblioteca tiene varios programas de promoción de la lectura: uno de ellos, el bibliomóvil, en el que recorren la ciudad para leer cuentos, y Lectubers, para adolescentes, que suben sus comentarios a YouTube.

En Chacras de Coria, Mendoza, los bibliotecarios no dan abasto para satisfacer la demanda de sus lectores y hacen un gran esfuerzo por comprar lo más actual. “Es que tenemos lectores que sacan cuatro libros por semana, son jubilados con mucho tiempo libre. Los suecos están de moda: Assa Larsson, con sus novelas de suspenso como Cuando pase tu ira, Sangre derramada o Sacrificio a Molek, y Lina Svensson con la saga detectivesca de La araña y la mariposa y El ángel y el infierno”, cuenta Adriana. Los más pedidos a lo largo del tiempo: Seda, de Alejandro Baricco, La noche de la Usina, de Eduardo Sacheri, El cerebro argentino, de Facundo Manes, Carol y La máscara de Ripley, de Patricia Highsmith, además de las históricas y románticas de rigor.

A dos horas de lancha desde la costa de San Fernando, hay una biblioteca muy peculiar, cuyo acervo se especializa en literatura isleña. Es la Santa Genoveva, sobre el arroyo Feliciaria.

“Aquí hay un interés enorme en leer sobre nuestro lugar. También hay muchos lectores de poesía ya que se la fomenta mucho en los talleres de la bibliolancha, cuenta Marisa Negri. Los libros más pedidos en 2017 son Aguafuertes deltianas, de Roberto Arlt, Conquista de lo inútil, de Werner Herzog, Aparecida, de Marta Dillon, El río, de Débora Mundani y Stoner, de John Williams, entre otros. Y también los infantiles, Si tuviera que escribirte, de Alejandra Correa, Gurí pescador, de Osiris Rodríguez Castillo y Piedra, papel o tijera de Inés Garland. En 2007 pusieron en marcha la bibliolancha, con la que recorren los muelles prestando libros y haciendo talleres de escritura, un proyecto en red con bibliotecas de Chiloé y de Colombia. Cuanto más cuentan, más ganas dan de ir a leer allí, con ellos, debajo de un sauce.

Fuente: Clarín

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